viernes, abril 05, 2024

Kurt Cobain y el tormentoso camino hacia su final... Hace 30 años

Este artículo lo publiqué originalmente en la página elsubte-rraneo.com, un día como hoy en 2018, una grata experiencia en cuanto a la elaboración de contenidos diversos. Realmente fue un gusto darle a las teclas, exponiendo temas, sobre todo del ámbito musical, en esa plataforma.

El día es preciso... 30 años de esta partida que aún duele, aunque quizás aplacó en él, ese dolor que no lo abandonaba...



1 de marzo de 1994. Un acto para el olvido.

Cerca de tres mil espectadores que acudieron al Terminal Einz, un recinto ubicado en el aeropuerto de Munich en Alemania, no se imaginaron que esos 80 minutos de sonido pobre y 23 canciones –sin el popular «Smells Like Teen Spirit»-, serían los últimos del trío que pasó a ser cuarteto, con la adición del guitarrista Pat Smear.

En 34 días sería otro sonido en un invernadero de Seattle, con olor a pólvora y plomo, lo que daría paso a una leyenda.

Kurt Donald Cobain, el líder de la banda estadounidense Nirvana, referencia del movimiento grunge en los 90 y responsable del soundtrack que acompañó a la llamada Generación X, pasó entonces a formar parte de ese trágico grupo de ídolos rotos del rock, algo a lo que incluso su madre, Wendy O’ Connor, haría referencia como un “estúpido club”, integrado entre otros por Buddy Holly, Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison y John Lennon.


Según el periodista David Stubbs, en su artículo I hate myself and I want to die (Me odio y quiero morirme), publicado en la revista Melody Maker el 16 de abril de 1994, la mitología del rock dicta que sus héroes mueran por querer vivir demasiado, pero el caso de Kurt es que éste no quería vivir.

¿Qué era tan horrible en la vida de Cobain?, se preguntaba Stubbs. ¿Eran tan malas sus circunstancias? Formar Nirvana y la consecuente fama con todos sus beneficios, ¿resultaba tan terrible? En cierto modo pudiera interpretarse de esa manera, pero el origen de su dolor era interior y no exterior, como su continuo dolor estomacal. Para Kurt, vivir dolía.

Muchas versiones se ciernen sobre las razones por las que el líder del grupo formado en Averdeen, Washington decidiera poner fin a su existencia, cuando se encontraba en la cúspide de su carrera y apenas estrenándose como padre, y el concierto de Munich solo sería el colofón de una gira europea accidentada, que finalmente sería la última de Nirvana.

Una entrevista premonitoria

En octubre de 1993, el periodista de la revista Rolling Stone, David Fricke fue al encuentro de Cobain en la sala Aragon Ballroom en Chicago, una semana después del arranque de la primera gira estadounidense de Nirvana en dos años.

Sin saberlo, el redactor estaría recogiendo lo que sería la última entrevista del artista para un medio impreso.

Allí, entre su confesa admiración por bandas como Pixies, R.E.M. y The Beatles, además de su satisfacción por la publicación de «In Utero» (1993), la familia que conformó con Courtney Love (líder de la banda Hole) y el tener a su hija, Frances Bean, habló sobre el suicidio y su gusto por las armas, así como de las automedicaciones que lo ayudaban a lidiar con los insoportables dolores estomacales que padecía.

A la pregunta de que si alguna vez se había sentido tan mal física o mentalmente para pensar en quitarse la vida, respondió:

«Durante los cinco años en que estuve con el dolor de estómago, sí llegué a pensarlo. Quería matarme cada día. Y estuve cerca de hacerlo muchas veces. Siento decirlo tan directamente. Había momentos en las giras en que me retorcía en el suelo vomitando aire, porque ni el agua me aguantaba en el estómago, y en 20 minutos tenía que estar sobre el escenario. Cantaba y tosía sangre. Ésa no es forma de vivir la vida. Me gusta hacer música, pero algo no iba bien. Así que decidí automedicarme».

¿Una muerte anunciada?

Sobre la cuestión de las armas, que Fricke abordó a raíz del arresto de Cobain, tras una acusación por violencia doméstica interpuesta por Love (e informando también la existencia de armamento en la casa), el cantante respondió: «Simplemente me gusta disparar».

David Fricke: ¿Dónde? ¿Disparar contra qué?

Kurt Cobain: [Ríe] Cuando vamos al bosque, en campos de tiro. No es un campo oficial de tiro, pero está permitido. Hay una colina bastante alta, así que no hay riesgo de que las balas le den a alguien. Además, no hay ni un alma en millas a la redonda.

DF: ¿No te parece peligroso tener armas en casa, sobre todo con tu hija, Frances, trasteando por ahí?

KC: No. Es por protección. No tengo guardaespaldas. Hay personas menos conocidas que Courtney y que yo que han sido atacadas y hasta asesinadas. O puede pasar que entren en casa para robar sin saber quiénes somos. Tenemos un sistema de seguridad. De hecho, mantengo cargada una de las pistolas, pero la guardo a salvo, en una caja en lo alto de una estantería. Es imposible que Frances la alcance. También tengo un rifle M16. Es muy divertido disparar con ella. Es el único deporte que me gusta. Pero no es un tema con el que esté obsesionado. De hecho no pienso mucho en ello.

DF: ¿Qué opina Courtney de que tengas armas en casa?

KC: Estaba conmigo cuando las compré. No soy una persona fuerte físicamente. No podría enfrentarme a un intruso que tuviera un cuchillo o una pistola. Pero no estoy dispuesto a quedarme mirando mientras apuñalan o violan a mi familia. Le volaría la cabeza a quien intentara hacer algo así sin pensármelo dos veces. Es por protección. Y a veces es divertido disparar un rato. [Pausa] A objetivos inanimados. Quiero dejarlo claro [ríe].

El incidente de Roma

Tras el concierto de Munich, a Kurt le fue diagnosticado un cuadro de bronquitis y laringitis, obligando a cancelar la siguiente fecha.

Para el 3 de marzo de 1994, se encontraba en la ciudad de Roma, en donde se había presentado dos semanas antes en un concierto sin mucho brillo. En el hotel Excelsior de la capital italiana, comprueba su reserva, mientras espera a su esposa e hija.

Martin Clarke en su cronología Use only once and destroy yourself (Úsese solo una vez y destrúyase), publicada en el libro «The Cobain Dossier» (2006), señala que el día 4, a partir de las 12:00 de la medianoche, Kurt envía a alguien del hotel a comprar Rohipnol (medicamento para aliviar los síntomas de abstinencia por heroína), para mas tarde, ingerir cerca de 50 pastillas, combinadas con clorhidrato y champán.

Courtney y mucho menos la hija de ambos, se encontraban en el sitio. Sería Love quien encontraría a su esposo en el suelo, pasadas las 6:00 de la mañana, tendido en el suelo sin reaccionar. 

Tras ser atendido en un hospital cercano, donde se le hizo un lavado estomacal y tratamientos de emergencia, fue llevado a una clínica privada donde luego despertaría tras 20 horas en estado de coma, hambriento y pidiendo un batido de fresa.

Previamente, las agencias informativas se hacían eco de los rumores del intento de quitarse la vida de Kurt, algo que rechazarían sus representantes. Sin embargo, Clarke refiere en sus escritos que la policía de Seattle fue informada por su par romano del hallazgo de una carta de suicidio, cuyo contenido nunca se conoció.

Minimizar lo grave

Janet Billig, su mánager, junto a la disquera de Nirvana, Geffen Records, restarían importancia a lo sucedido, aduciendo que Cobain colapsó por fatiga y gripe, tras combinar analgésicos y alcohol.

Una discusión entre el matrimonio Cobain – Love es señalado como el causal del incidente. La misma Courtney admite el desencuentro en una entrevista a la revista Select:

«Todo fue por una discusión entre los dos, ¿ok? Si cree que se va a librar de mí tan fácilmente, que se vaya olvidando del tema. Lo seguiré hasta el infierno».

La situación obligó a cancelar el resto de la gira europea de Nirvana, sin descartar la serie de presentaciones pautadas en el Reino Unido, que finalmente no se cumplirían.

El último intento

A partir del retorno a Estados Unidos, el rumbo de Cobain pasó a ser una montaña rusa con el resultado ya conocido. El 18 de marzo de 1994, se sabe de otro posible intento de suicidio.

Según la llamada de Courtney a la policía, su esposo se habría encerrado en una habitación de su casa, con una pistola e intenciones de hacerse daño, contradiciendo lo reflejado en el informe policial, donde mas bien Kurt buscaba alejarse de su mujer, sin pensar en agredirse.

Lo cierto es que el dolor interno que tenía el artista, hacía mayores estragos, llevándolo a recaer en el consumo de heroína y esquivando toda intención de ayuda. La vida, como ya se mencionó, parecía dolerle y buscaba escapar de ella.

Supuesta última foto de Kurt en vida. Marzo 1994

El 1 de abril, Cobain escapa del centro de rehabilitación donde se encontraba. Al día siguiente logra conseguir munición para una escopeta que obtuvo con ayuda de Dylan Carlson, un viejo amigo de infancia.

La policía de Seattle recibiría varias denuncias de desaparición por parte de Courtney Love. Más adelante, el capitán del cuerpo de seguridad, Brent Wingstrand comentaría al Seattle Post-Intelligencer:

«Que desapareciera así era algo que no me parecía normal. Me daba la impresión de que en realidad no era una persona desaparecida, sino una persona que no quería que la encontraran».

Tras conseguir más heroína (según la bitácora de Clarke), Cobain consulta con un amigo no identificado las ventajas del suicidio con un arma de fuego. La decisión estaba tomada.

El 5 de abril de 1994, en base al estudio forense, Kurt Cobain con un disparo en la cabeza, realiza con éxito el último intento de aliviar el sufrimiento que para él significaba existir. 

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