Cada quien se traza su norte, tanto geográfico como de vida, siempre en la búsqueda de una mejor perspectiva, según sus necesidades.
En
los últimos años ese ha sido el común denominador de muchos compatriotas, a
quienes las circunstancias, tanto personales como los que rodean nuestro ámbito
nacional, en lo económico -profundamente- como en lo sociopolítico -que no se
queda atrás-, los han obligado a levar anclas hacia nuevos puertos.
He
sabido de muchos conocidos y familiares que han optado por dar ese paso, pero
hoy me toca hondamente, al ver que uno de mis hermanos (Gabo) toma la decisión
de partir, en aras de un mejor porvenir, ése que le ha sido esquivo en esta
hermosa patria que nos vio nacer y que estoy seguro nunca dejará de estar
presente en su corazón y pensamiento, como los aromas, sonidos y vivencias
venezolanas que albergan sus sentidos.
Cuando
comenzamos a vivir intensamente la experiencia del Internet –y sobre todo en
banda ancha- ya hace casi 13 años, tuve la oportunidad y el gusto de conocer
mucha gente de Chile, esa nación del otro extremo de nuestro sur con el
que compartimos un insigne maestro: Don Andrés Bello. En aquel entonces
me sentía cautivado por esa nación, plena de estaciones y postales visuales que
me enternecieron, amén de un estruendo pop rock que se sumó a mi banda sonora
de aquellos tiempos, y que hoy no dejo de escuchar, aunque nunca como en aquel
entonces de ávido consumo musical.
Me
imaginaba que algún día tendría la oportunidad de viajar a Santiago y
poblaciones de la provincia como La Serena, Rancagua, Osorno y Valparaíso,
y conocer en persona a quienes a través del chat, me mostraban una ventana de
sus vidas en aquellos lares.
Hoy
no seré yo sino Gabo, quien al menos transitará las calles de la metrópoli
santiaguina, y a quien le tocará comenzar una nueva etapa de vida, conocer
nuevos amigos y quizás el amor, ese que tanto se merece.
Tiempo
después, volveré a mantener contacto seguido con ese extremo de Suramérica,
ahora conociendo de manera directa las vivencias de quien desde su nacimiento
ha compartido tanto conmigo.
Ojalá
muy pronto lo tenga de vuelta, como muchos otros compatriotas añorados por sus
familias en este rincón del caribe suramericano, para, con la experiencia
ganada en cada uno de sus destinos de vida, aportar a Venezuela, este
hermoso país lleno de muchas sombras, pero con la inquebrantable esperanza y
estímulo que brindan luces para combatirlas.